jueves, 12 de marzo de 2020

El arte o la emoción ante la belleza

El origen de la experiencia estética está en nuestra capacidad de emocionarnos ante la belleza.

La belleza puede proceder de la naturaleza o de un objeto creado por el hombre.

Una obra de arte es una creación humana que ha sido elaborada con el propósito de crear belleza.

Pero la filosofía se ha ocupado de las cuestiones estéticas y se ha preguntado en qué consiste la belleza, cómo se distingue de la fealdad, si hay algún criterio fiable para determinar la calidad de una obra artística.

En este sentido cabe analizar el Guernica, de Picasso para preguntarnos si se trata de una obra bella.


Para algunas personas es una obra maestra del arte universal y un ejemplo extraordinario del poder expresivo de la pintura y de su capacidad para emocionarnos; pero, para otros es una obra fea y confusa, repleta de figuras deformes y distorsionadas que hacen incomprensible la escena.

Si te interesa el tema, puedes buscar el libro de Hensbergen titulado Guernica. La historia de un icono del siglo XX.

A lo largo de la historia de la filosofía se han planteado dos grandes teorías para responder a las cuestiones estéticas:

- El objetivismo estético, que considera que la belleza de una obra de arte se encuentra en el objeto artístico contemplado. Hay reglas de estructura, composición, técnica, originalidad, etc., que determinan lo que es arte.
- El subjetivismo estético, que afirma que son los espectadores los que deciden si un objeto es bello o feo.

Según esto, el Guernica es considerado una obra de arte porque la mayor parte de la gente lo aprecia. Pero la opinión del público puede cambiar, con lo que puede que en el futuro esta obra no sea considerada como obra de arte.

- La visión simbolista afirma que el valor de una obra artística está en su fuerza para sugerirnos varias interpretaciones de la realidad. Las obras más dignas de aprecio serán las que contengan una gran riqueza de significaciones y asociaciones y las que ofrezcan perspectivas nuevas e insospechadas sobre el mundo.

A este respecto, el filósofo francés Michel Onfray escribió en su Antimanual de filosofía estas interesantes palabras:

¿Hace falta siempre un descodificador para entender una obra de arte?

Sí, siempre. Es un error imaginar que es posible el acceso a una obra de arte, sea cual sea, con las manos en los bolsillos, totalmente despreocupados, ingenuamente. No entendemos a un chino que nos dirige la palabra si no dominamos su lengua o si no poseemos ciertos rudimentos de la misma. Pero así procede el arte, como un lenguaje, con su gramática, su sintaxis, sus convenciones, sus estilos, sus clásicos. Quien ignore la lengua en la que está escrita una obra de arte se priva para siempre de comprender su significado y, por tanto, su alcance. Así, todo juicio estético se hace imposible, impensable, si se ignoran las condiciones de existencia y aparición de una obra de arte.

Entonces, ¿qué necesitamos para poder disfrutar de una obra de arte? ¿Estás de acuerdo con la opinión de Onfray? ¿Por qué?

Busca información sobre este filósofo y reflexiona sobre este asunto en tu cuaderno como introducción al nuevo tema.

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